Alimentando nuestra resistencia al estrés

Hoy quiero hacer una introducción a uno de los temas que más me apasiona: la relación entre nuestra alimentación, nuestro cerebro y nuestras emociones; la interacción entre el cuerpo, la mente y nuestro ambiente. Y comenzaré por uno de los temas que más he trabajado en mis talleres: el manejo del estrés.

¿Qué es el estrés?

Entiendo el estrés como un mecanismo de supervivencia; una reacción de activación fisiológica, que nos prepara para afrontar una situación que percibimos como desafiante o amenazante para nuestra vida. Por ejemplo, si vamos caminando por la calle y escuchamos un ruido estruendoso, en fracción de segundos nuestro cuerpo ha reaccionado para defenderse de una potencial amenaza: nuestros sentidos se han agudizado para ser capaces de percibir lo que ha ocurrido; nuestros músculos se han tensado y nuestro corazón late más rápido, para la eventualidad de tener que salir corriendo o saltar hacia el lado; se libera la energía necesaria para el esfuerzo que fuere necesario para poner a salvo nuestras vidas.

¿Pero qué hace que una situación determinada sea percibida como amenazante? Por ahora bastará con comprender que el estrés suele producirse como consecuencia de un desequilibrio entre las demandas del ambiente (exigencias laborales, contaminación, conflictos interpersonales, etc.) y los recursos disponibles de la persona (conocimientos, habilidades, herramientas, etc.) para hacer frente a dichas demandas, siendo las demandas mayores que los recursos.

Hoy en día estamos cada vez más conscientes de las exigencias laborales, familiares, relacionales, personales, sociales, que se van sumando y que cargan la balanza en favor del estrés. Sin embargo, no somos tan conscientes de las múltiples demandas que enfrenta nuestro organismo, ni de qué manera la alimentación puede generar importantes desequilibrios en nuestro sistema. La buena noticia es que si aliviamos la carga fisiológica, estaremos en mejores condiciones de afrontar las otras fuentes de estrés.


¿De qué manera la alimentación puede incrementar nuestro estrés?

Básicamente, todo lo que amenace potencialmente nuestra vida nos genera estrés.

Para comprender mejor qué alimentos nos benefician y cuáles nos generan estrés, es necesario preguntarse:

- ¿Cuánto tiempo sobrevive una persona sin oxígeno?

- ¿Cuánto tiempo podemos sobrevivir sin agua?

- ¿Y sin alimentos?

Podemos sobrevivir varias semanas sin ingerir alimentos, pero no sobrevivimos más de unos minutos sin oxígeno, ni más de algunos días sin agua… La escasez de alguno de estos elementos vitales es percibida como una amenaza por nuestro organismo, generando la reacción de alerta. El problema es que hemos olvidado cuáles son nuestras prioridades y cómo leer las señales del cuerpo, confundiendo la necesidad de oxígeno con sed, la necesidad de agua con el hambre y la necesidad de nutrientes con el deseo de saborear o llenarnos el estómago con alimentos adictivos...

Pero no sólo la carencia de nutrientes vitales es percibida como una potencial amenaza, sino que cualquier desequilibrio en nuestro organismo. Variaciones muy repentinas o prolongadas en nuestra temperatura, pH sanguíneo, glucosa, toxinas pueden amenazar nuestra vida. En realidad, estresado es sinónimo de desequilibrado, malnutrido e intoxicado. Si nuestras células y todo nuestro cuerpo están estresados por carencia de recursos vitales y exceso de sustancias amenazantes, es muy difícil lograr un equilibrio a nivel emocional.


Tips para mantener nuestro equilibrio corporal y mental

Cada uno de estos puntos merece una nota, pero por ahora me conformaré con hacerles una breve mención.

1. Oxigenación

Según Hipócrates, el aire es el primer alimento y el primer medicamento. Es el nutriente más esencial, especialmente para nuestro cerebro, que es el órgano que más oxígeno consume.

Para una oxigenación adecuada, es necesario comprender lo siguiente: si la sangre es la encargada de transportar el oxígeno, cualquier alteración en la cantidad o calidad de esta afectará la oxigenación celular. Hasta donde comprendo, la sangre se ve negativamente afectada por la deshidratación, la acidificación del pH sanguíneo, las deficiencias de nutrientes (como es el caso del hierro y la vitamina B12), estados emocionales negativos, el exceso de toxinas provenientes del medio ambiente y una inadecuada alimentación. Por tanto, la clave está en cuidar la calidad de la sangre, y eso implica cuidar lo que ocurre en nuestro sistema digestivo.

2. Hidratación


Hidratarse adecuadamente significa recuperar el agua que utilizamos en nuestros procesos metabólicos y eliminamos diariamente (= 2,5 lt aproximadamente). Si no hay suficiente agua, el cuerpo no elimina adecuadamente las toxinas (todos las funciones requieren un medio acuoso) y se dificulta la función de nutrición, incluyendo la oxigenación. Deshidratación y suboxigenación crónicas, equivalen a estrés crónico, el que afecta seriamente nuestro rendimiento físico y mental. (Nota: Yo tomo agua)


3. Privilegiar alimentos que nos ayuden a mantener nuestro equilibrio corporal

Tanto la cantidad como la calidad de nuestra alimentación afectan la calidad de nuestra sangre, y por tanto, nuestra capacidad de hidratación y oxigenación celular. De ahí la importancia de preferir alimentos vegetales crudos, hidratados, alcalinizantes, con clorofila. Ej.: batidos de frutas con hojas verdes (Nota: Yo tomo batidos verdes). Los alimentos crudos aportan agua (a menos que estén deshidratados), ayudan a mantener el equilibrio ácido base en la sangre, conservan mejor sus nutrientes (a diferencia de los alimentos cocidos que pierden gran cantidad de nutrientes debido a la acción del calor), contienen y generan menor cantidad de toxinas y además, nos ayudan a eliminarlas.


4. Evitar alimentos que favorecen el desequilibrio

La regla de oro es que mientras más alejado de la naturaleza esté un alimento, más presión ejercerá sobre nuestro sistema y su equilibrio. En esta categoría se encuentran alimentos de origen animal, azúcar, cafeína , los alimentos cocidos y procesados. Dichos alimentos alteran el equilibrio ácido-base, hídrico, térmico, hormonal, el equilibrio de la flora bacteriana y/o el equilibrio entre nutrientes y toxinas (más toxinas de las que nuestro cuerpo es capaz de eliminar). Por regla general, este tipo de alimentos no debiera superar el 20% en nuestra dieta. Pueden hacer el experimento por ustedes mismas/os, evitándolos durante un par de semanas y observando atentamente los efectos en su energía y emociones (ideal si llevan una bitácora).

5. Colaborar con los procesos digestivos


La calidad de nuestra sangre depende directamente de la salud de nuestro sistema digestivo y de la calidad de nuestra digestión. No basta con que los alimentos lleguen a nuestro estómago. para nutrirnos es necesario que los nutrientes lleguen al interior de nuestras células y puedan ser adecuadamente utilizados por éstas para llevar a cabo sus funciones. Y para que eso ocurra es importante tener claras las prioridades (agua y oxígeno), elegir bien los alimentos y colaborar conscientemente con los procesos digestivos, evitando sobreesfuerzos digestivos y ayudando a la eliminación. En este sentido es importante comer cuando tenemos apetito, masticar bien, cuidar las combinaciones de los alimentos, no beber con las comidas, cuidar la flora intestinal (Nota: Yo tomo kéfir de agua), y evacuar los intestinos cada día (ver nota La imprescindible fibra nuestra de cada día)

6. Colaborar activamente con los procesos de depuración corporal


Si los residuos alimenticios y metabólicos son muy abundantes, las funciones de eliminación de nuestro organismo colapsan y la sangre se carga de toxinas, los nutrientes no pueden llegar a las células y las toxinas no pueden salir oportunamente, y el resultado es que el funcionamiento de nuestro organismo se degrada paulatinamente. Además de todo lo anterior, me parece que es importante recuperar viejas prácticas como las limpiezas intestinales y de hígado, desparasitación, ayunos y semiayunos, entre otras.

Finalmente, para no generar un estrés adicional, conviene ir de a poco con los cambios, idealmente uno a la vez. Cuando has logrado instalar un cambio en tu rutina, entonces pasas al siguiente.


Enlaces de interés

Para profundizar en algunos de estos temas, les recomiendo que visiten la página:
Nutrición Depurativa 

Mujer Germinada

Fuente:  http://comosemillas.blogspot.com/

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